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Sonia Montecinos en IX Seminario Internacional de Patrimonio Cultural Inmaterial, 08 -10 - 2019.

Actualizado: 9 oct 2019

Sonia Montecinos, representante del órgano evaluador de la UNESCO, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, 2013, presentó en el IX Seminario Internacional de Patrimonio Cultural Inmaterial: Evaluación de la gestión pública del patrimonio cultural inmaterial en Chile: avances y desafíos. La experiencia del Comité Asesor.

Fotografía: Virginia PataSaladas.


En palabras de Sonia Montecinos: "...Las amenazas del cambio climático, la devastación de los sitios donde están las materias primas para un sin fin de expresiones culturales, el peso de la industria extractivista, el monocultivo, la migración obligatoria por conflictos bélicos, por sequía u otras catástrofes, la excesiva comercialización y explotación turística de los patrimonios, lo que es conocido como el patrimonio S.A., el robo y apropiación de los saberes se cuentan entre las otras muchas amenazas que atentan contra la posibilidad a largo plazo, de que las comunidades puedan mantener sus acervos intangibles, tan relevante como la expresión misma es el hábitat que la hace posible, ese entorno hoy está en cuestión y exige una mirada urgente por parte de los países, de modo contrario corren el riesgo de desertificarse culturalmente, la sequía cultural es análoga a la sequedad que hoy experimentamos, el agua como símbolo y elemento vital que ha sido objeto de cuidadosas ceremonias y rituales por parte de todas las comunidades humanas se ha transformado en un bien privado y mercantilizado en sociedades como la nuestra, el agua ya no es un bien común para nosotros y sus consecuencias sociales son conocidas, el patrimonio cultural inmaterial que la habita se ha ido también evaporando, en la medida que los espacios significativos de sus cursos, por ejemplo los ríos, son intervenidos sin ambages por empresas de todo tipo y ello no inquieta a nadie, el espíritu de la Convención 2003 está ausente, así como lejano y perdido".


"La coyuntura en nuestro país de la elaboración de una nueva Ley de Patrimonio es un contexto de gran relevancia para pensar de manera seria el futuro del Patrimonio Cultural, pues ¿de qué sirve una ley si no es capaz de contener en ella el porvenir? o ¿para qué promulgarla si no repara y defiende las inseguridades que existen y se adelantan a las que se asoman?, hemos sostenido como muchos y muchas que es preciso encarar la reforma de la actual Ley del Consejo de Monumentos Nacionales pues está obsoleta y no responde a las demandas del siglo XXI. Durante 2016 y 2017 iniciamos en el Consejo de la Cultura y las Artes, un proceso colectivo de diálogo plural y reflexión profunda sobre la noción de patrimonio con la pregunta: ¿bien común o bien de mercado? y se hizo un diagnóstico amplio, escuchando las voces regionales y metropolitanas sobre los principales problemas y sus posibles soluciones, una de ellas, evidentemente era el cambio de la ley y su transformación a través del trabajo participativo de la diversidad de actores relacionados a su práctica y cultivo, hoy y en el escenario de la implementación del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio se ha redactado un borrador parcialmente socializado, conocido públicamente una vez que se colocó el pie forzado (para usar una expresión de la poesía popular) de su suma urgencia en el Congreso.


(...) "Hemos planteado y alertado en varias ocasiones y desde distintos colectivos, esto lo saben las autoridades, sobre un conjunto de materias indisolublemente ligadas al Patrimonio Cultural Inmaterial que la propuesta no contempla, una de las más sensibles es la no mención e incorporación de los pueblos indígenas, quisiera recordar que la Convención 2003 ratificado por Chile y que hoy celebramos sostiene que las comunidades en especial las indígenas, los grupos y en algunos casos, los individuos desempeñan un importante papel en la producción, la salvaguardia, el mantenimiento y la recreación del Patrimonio Cultural Inmaterial contribuyendo con ello a enriquecer la diversidad cultural y la creatividad humana. Esta omisión por tanto, es inexcusable desde el punto de vista de la Convención por un lado, pero lo que más sorprende es que hace reverberar, ta vez sin quererlo, la concepción de nación que subyace a la nueva ley, las comunidades indígenas no pertenecen a ellas en tanto sus acervos no están incluido, esto nos lleva al debate arrastrado y silenciado de la idea de Chile como nación pluricultural y nos reenvía a los conflictivos y no resueltos temas de la autonomía de los pueblos indígenas y de las múltiples propuestas de su soberanía, al respecto la Convención 2003 alienta a que la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial contribuya a propiciar el establecimiento de sociedades pacíficas, justas e inclusivas".


"Para finalizar, lo que deseo subrayar es simplemente que hace falta colocar en el cuerpo de la Ley de Patrimonio que se pretende promulgar el latido de un corazón como el que nos propone Violeta:

El tercer día penoso

se verán correr centellas

se han de bajar las estrellas

y un norte muy espantoso

y los cristianos llorosos

se han de poner a pensar

entonces se han de juntar

todas las siete naciones

y dirán los corazones

¿cómo es posible apagar?


Ante esta imagen angustiosa la misma Violeta responderá:


"Han despertar los dormidos

se han de oír mil alaridos

de animales y de fieras

y brotará de la tierra

fuego y amor encendido".


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